Hace más de doscientos años hubo un grupo de inconformes, de rebeldes, de visionarios; que vieron más allá de su presente y albergaron en sus corazones sueños de cambio, de grandeza y de gloria venidera, armas intangibles, ideas que les ayudaron a pelear contra el desencanto de su realidad. 

Hoy seguimos necesitando de estos visionarios de corazón íntegro, libre de impurezas, diáfano y brillante como el Tequila 916 Blanco cuya pureza se puede constatar a simple vista.

Así también un visionario debe encontrar el balance entre el ímpetu y la lucidez, aspectos totalmente equilibrados en este producto pues tiene el vigor necesario contenido en su nota alcohólica predominante y el toque exacto de las notas aromáticas frescas, verdes y dulces que en conjunto logran la proporción idónea entre fuerza y templanza.